Comunicación familia-escuela: 5 claves para mejorarla.

CLAVE 1. EVITAR EL USO DE UN DOBLE LENGUAJE.
Es decir, por delante hablo de una manera pero por detrás de
otra totalmente distinta. Esto hace que perdamos algo esencial: el principio de
sinceridad. Si los padres tenemos algún problema debemos abordarlo cara a cara
con el profesor correspondiente y en el espacio y tiempo asignado. Los
problemas con el profesor no se solucionan en los “corrillos a las puertas del
cole” o en los “grupos de Whatsapp de la clase” pues los malentendidos crecen y
se amplifican.
Para que esto ocurra y los padres vengan a la escuela a
exponer sus problemas abiertamente los profesores también debemos mostrar una
actitud sincera y de confianza. De esta manera expondrán sin miedo sus
desacuerdos, críticas constructivas… Como afirma Bernabé Tierno “ser sincero no
consiste en decir todo lo que se piensa sino en no decir nunca lo contrario de
lo que pensamos”.
Todo esto nos ayudará a mejorar y crecer. De este modo a
quien más estaremos ayudando es a nuestros hijos y alumnos. No lo perdamos de
vista.
CLAVE 2. ESCUCHAR.
La escucha es la clave de la comunicación. Lo que ocurre es
que el mayor problema de la comunicación es que “no escuchamos para entender,
escuchamos para contestar”. Como afirma Josef Ajram:
Es vital que escuchemos a la gente y estemos dispuestos a
entendernos. No sirve de nada tener un guión establecido y contestar sin haber
escuchado. Es más, si se hace eso, la ira o el enfado de la otra persona irá en
aumento, ya que percibirá inmediatamente que no has escuchado nada de lo que te
ha argumentado. Estar hablando con personas que les da igual lo que digas…
Por tanto, esta es una de las claves y tareas pendientes
para avanzar y progresar. Es difícil conseguir una unión y entender la máxima
“somos un equipo” si no somos capaces de basar nuestra comunicación en el poder
de escuchar, comprender y reflexionar sobre lo que comunicamos.
CLAVE 3. PREGUNTAR.
Si queremos mejorar nuestra comunicación es fundamental que
preguntemos y nos preguntemos. En palabras de Fernando Botella:
Las preguntas son la fuerza que impulsa el pensamiento en
una u otra dirección. Sin las preguntas no hay pensamiento posible. Sin las
preguntas no hay foco. Sin las preguntas no hay dirección en la que pensar. Las
preguntas nos permiten huir de las creencias previas si éstas no nos son útiles.
Nos dan la posibilidad de conocer y acceder a nuevas formas de resolver algo.
Nos llevan a un nuevo Hacer…
Por eso es tan importante que padres y docentes aprendamos a
preguntar ya que nos ayudará a aprender sobre lo que está sucediendo y nos
evitará un sinfín de malentendidos y de conflictos fácilmente solucionables.
Preguntar nos llevará a comprendernos mutuamente aunque como
destaca Rolando Martiñá:
Comprender(se) no es cosa fácil, porque además – según A.
Cortese- algunas investigaciones sobre la relación entre cerebro, comprensión y
memoria, establecen que:
-Usamos habitualmente sólo un cuarto de nuestra capacidad
para escuchar.
-Usamos solo un décimo de nuestro potencial de memoria.
-En ocho horas olvidamos la mitad de lo que hemos oído.
-Finalmente, olvidamos el 95% de lo escuchado , a menos que
no sea recordado después.
-Y lo poco que recordamos, a menudo lo deformamos a través
de los filtros socioeconómicos y culturales.
Como puedes comprobar, es un tema que debemos tomarnos muy
en serio.
CLAVE 4. HUMILDAD.
Todos nos equivocamos a diario: padres y docentes. Y debemos
ser capaces de asumir nuestros errores y aprender a reconocer que nos hemos
equivocado. En muchas ocasiones esa actitud de “estar a la defensiva” no nos
ayuda a reconocerlo y llevamos el error hasta sus últimas consecuencias con tal
de no quedar mal ante nadie. Errar es humano y reconocerlo es una muestra de
humanidad y sinceridad. De esta manera estamos transmitiendo también un mensaje
a nuestros hijos y alumnos: hay que saber reconocer los errores. ¿Qué mejor
manera de hacerlo que a través de nuestro ejemplo?
CLAVE 5. ENFOQUE POSITIVO
Si centramos la comunicación siempre a través de un enfoque
negativo, es decir, para comunicar a las familias lo que hacen mal, lo que
hacemos es magnificar el fracaso. Debemos poner el foco en lo positivo, en lo
bueno. No solo hay que citar a los padres de aquellos alumnos que van mal y no
trabajan sino aquellos que se esfuerzan y obtiene resultados positivos para
felicitarlos y animarlos a que continúen con ese trabajo.
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